Hay pocos autos 4×4 que no requieren presentación. La Chevy Blazer marcó no solo la estética automotriz de toda una época sino que fue además junto a sus competidores el inicio de la cultura SUV en el mundo.
La historia de la Blazer comenzó en 1969 cuando Chevrolet la lanzó para competir con vehículos como el Ford Bronco, el International Harvester Scout y el Jeep Cherokee. Tenía como base el chasis de una camioneta para asegurarse de que fuera más grande que sus competidores, transportando hasta cinco pasajeros. Esta espectacular Blazer pertenece a la segunda generación de Blazer que incluía motor 350 small block, caja manual de 4 marchas, 4×4 e inyección monopunto.
Esta hermosa máquina americana llega al país en el 1988 por importación de un importante empresario quien trajo dos autos exactamente iguales con las mismas características mecánicas y totalmente blindadas para recorrer zonas de plantaciones en Quinindé, San Lorenzo. Tenían el chasis reforzado, techo trasero removible, transmisión manual (que era muy extraño para el modelo) , ventana trasera eléctrica, interior maderado, porta sombrero, etc.
Su propietario nos cuenta que en 2010 la empresa vende los dos autos, y ésta K5 en particular es comprada por por un funcionario de la empresa. «Mi tío le compra el auto y luego yo decido comprárselo a él. Mejoré algunos detalles del auto pero en general la Blazer nunca ha sido restaurada, es un auto raro y es un auto que ha sido muy poco usado y casi siempre ha pasado guardada.»
Lo que resulta increíble es que el dueño del auto lo ha vendido en 3 ocasiones y que la ha vuelto a recomprar. Ha sido su propietario 4 veces en total.
» Es como una ex novia con la que vuelves una y otra vez. Cada vez que vuelve ha sido divertido. Me encanta el auto y ha existido oportunidad de volverla a comprar y no he dejado pasar esa oportunidad». Nos cuenta su dueño.
En general la Blazer es un carro duro, grande, tosco, caja y embrague pesados. «No es un auto para cualquiera pero te enamoras porque a pesar de que no es un auto para manejar a diario en la ciudad, (tampoco es un reto manejarle) se vuelve un gusto muy personal. Hay un tema con los autos viejos y es que los autos viejos tienen alma y se asemejan a las personas. Tienen defectos y bondades como las personas. Los autos son así, no es liviano de manejar, el embrague es duro, se toma la gasolina como compadre en quincena, pero te da satisfacciones que otros autos no te dan». – nos cuenta orgulloso su dueño.
El auto se llama Tomasa porque durante la segunda guerra mundial existía el mito de que todos los aviones de combate debían tener nombre de mujer, porque se necesitaba de mucho carácter para poder manejarlos. «La Tomasa es eso, lleva ese nombre además porque tengo un perro sabueso que es super noble pero es grandote igualito a la Blazer.»
Pocos autos capturan con tanta naturalidad el espíritu del pueblo estadounidense de la década de los 70s y 80s, la Blazer sin duda fue diseñada para un momento en la historia en que EEUU se mostraba al mundo como el bastión de la libertad, el poder y la fuerza. Esos valores están plasmados en la Blazer, un ícono de la historia americana de fin de siglo. Una bestia que merecía estar en esta nueva entrega de Tribumotor, contenido automotriz 100% producido en Ecuador.