Cuando Huayna Capac en el siglo XV conquistó a los cayambes y a las tribus del norte, decidió masacrar a todos los hombres de mas de 12 años y luego botó sus cuerpos en Yahuarcocha. La historia habla de decenas de miles de caídos.
En el siglo XX y a orillas de éste mítico lago se construyó el templo del automovilismo ecuatoriano que desde entonces se convirtió en testigo de batallas automovilísticas, de vencedores y vencidos, pero también de héreoes caídos. Autos y pilotos han sucumbido y encontrado su final en la pista.
Tribumotor quiere hacerle un justo homenaje al último auto caído en la pista el pasado Septiembre en el endurance de clásicos. Tribumotor tuvo la suerte de hacer una sesión fotográfica previa al accidente y por eso queremos compartir con ustedes la historia exclusiva de esta hermosa máquina.
Originalmente el auto fue de Ignacio Escobar un reconocido mecánico y corredor en los años 70s-80s. Hizo muy buen papel en su época pero se conoce que no llegó a campeonar. Luego de que Escobar dejó de correr, el auto permaneció durante muchos años exhibido en la vitrina de su taller. Muchos entusiastas lo conocían y lo recuerdan con cariño. Incluso existe el mito de que este hermoso auto fue armado con piezas de varios Alpinas que corrían en la época.
Este espectacular 2002 ti de 1970 y recientemente réplica del histórico Jargermeister pasó después a manos de un aficionado a los autos. Finalmente lo compró el equipo de Carrera motorsport en 2008. Juan Pablo Carrera nos cuenta que la primera vez que intentaron comprar el auto años atrás, no lo hicieron porque estaba en muy mal estado, el chasis estaba mal, tenía óxido, soldaduras por todo lado. Finalmente tras una negociación con el nuevo propietario lo adquirieron.
“Al inicio le trabajamos mucho la parte estética además colocamos capó y cajuela de fibra. Luego le rearmamos motor, barra de levas, kit de carburadores, suspensión, se hizo un trabajo desde cero para ponerlo a punto. Lo compramos pensando mas bien en tenerlo de exhibición y solo usarlo en carreras de circuito.” – nos cuenta Juan Pablo.
“El 2002 es un auto en el que el chasis es muy superior a lo que tiene de potencia su motor. Estos autos eran tan buenos que en los 70s, comprabas carburadores en un almacén, cambiabas el árbol de levas y ya andaban como autos de carreras. Eso ya hoy no existe con la electrónica. Antes se hacía mecánica de verdad y por eso mismo uno cuando lo maneja se siente mas en contacto con la máquina. El 2002 curva muy bien, no tiene asistencias, solo dirección al piso y con llantas slicks, tiene mucho grip. Te sientes 100% en control del auto, por eso nunca te hace extraños. Si tu me preguntabas en que auto jamás pensaría tener un accidente es en un 2002, porque compites contra tus propias habilidades.” – reflexiona con nostalgia Juan Pablo.
Pero así es el deporte, los accidentes y las fallas mecánicas son parte de las jornadas automovilísticas. En toda batalla hay ganadores, perdedores y a veces héroes caídos. Juan Pablo nos comenta que el auto corrió poco, la primera vez fue en el retro endurance de 2016 logrando un gran papel. Se perfeccionó y trabajó el auto durante meses para que en 2017 esté en el podio de ganadores. Y todo marchaba según lo planeado porque en la competencia de septiembre pasado el auto iba primero en la categoría y segundo en la general. Incluso habían superado al Porsche RSR de Alfonso Darquea que tuvo problemas mecánicos. Faltaban solo 4 minutos para el final de la carrera y pasó lo inimaginable.
“En el accidente íbamos segundos, entramos a pits en la parada obligatoria. Entonces al salir a la curva 3 luego de pits tratamos de frenar y parece que se calentaron los frenos, así que el pedal se fue al fondo, yo metí marcha y traté de controlar al auto pero ibamos muy rápido a unos 160kms/h, y al tocar el cesped el auto se volteo dimos 3 vueltas, rodamos unos 80-90 metros volcados totalmente pasamos entre dos árboles. Todo pasó como en cámara lenta, cuando reaccioné le pregunté al copiloto si estaba bien, dijo que sí, nos bajamos y el auto se incendió, al momento que iba tomar el extintor el auto explotó. Por seguridad ya no intentamos apagarlo” – relata Juan Pablo.
(fotos del accidente cortesía: JP Carrera-Revista Acelerando.)
Desde que Juan Pablo tenía 5 meses de nacido su familia ya lo llevaba a Yahuarcocha y prácticamente toda su vida ha girado al rededor de los autos y del autódromo. Era lógico que como consecuencia de ese gran amor y afición por los fierros termine corriendo con mucho éxito a muy temprana edad. (El día que produjimos las fotos colocamos los trofeos mas importantes de Juan Pablo encima del auto para ilustrar de alguna forma el éxito de Juan Pablo en las carreras sin imaginarnos que sería una estampa inolvidable e irrepetible).
“La primera vez que corrí fue con el club de bmw. Entré a la pista sin saber absolutamente nada y me saltó la marcha, me salí dos veces. Y así es como todos llegamos como un novato pero con cada carrera vamos aprendiendo.”- comenta.
Juan Pablo a pesar de su corta edad lleva ya mas de 10 años como corredor. Empezó en torneos pequeños de clubes y trackdays, hasta que decidió participar en el campeonato nacional. En 2014 armaron su primer auto de carreras, y en ese campeonato hicieron un espectacular papel ya que de 7 carreras ganaron las 7 competencias y quedaron invictos. “Ganamos el campeonato nacional con un equipo de novatos y entusiastas, teníamos un gran auto y un gran equipo. Yo me considero un entusiasta y con los años he aprendido a hacerlo bien, he compartido pista y autos con grandes pilotos como Germán Rebolo y con Jean Pierre Michelet.”
“Luego del accidente, lo primero que yo pensé es agradecer a Dios. Luego, la verdad me dio mucha pena por el auto, la historia que tenía y además por el tiempo, trabajo y esfuerzo que tanta gente le había metido. Tenía planes para el auto y se truncaron. Pero vamos a hacerlo volver, vamos a usar algunas partes del auto incendiado para armar uno nuevo, es un renacimiento del proyecto. La ventaja es que como ahora lo estamos haciendo desde cero esperamos que el resultado sea aún mejor que el que teníamos antes, la idea es seguir dando pelea y completar esa victoria que no alcanzamos. El próximo año volveremos y queremos tener el primer lugar y regresar con un auto aún mejor.” comenta.
Este es un requiem que Tribumotor quería hacerle a esta hermosa máquina que hoy es semilla de un nuevo proyecto. Por eso el automovilismo es un deporte, porque fomenta la superación de los obstáculos e inspira a mucha gente a ganar batallas personales. Ahí estaremos para mostrarles el regreso de este bravo 2002 que entregó todo en el asfalto. Tribumotor contenido 100% producido en Ecuador.