Los microautos aparecieron en Europa tras la crisis económica de postguerra. Bmw necesitaba cambiar con urgencia su estrategia de auto de lujo para entrar en un segmento de carros populares y baratos que salven a la empresa de la bancarrota. Así nace esta máquina histórica que marcó tendencia en los 50s.
El Isetta irónicamente no fue una invención de BMW, ni un diseño exclusivo de la marca, sino una adaptación de un concepto desarrollado por la casa italiana ISO motor Italia (de ahí el nombre). El Isetta fue diseñado por un ingeniero aeronáutico llamado Ermenegildo Preti. Bmw, al igual que muchas otras marcas, compró la licencia para producirlo, le hizo algunas modificaciones y mejoras importantes en suspensión, detalles estéticos y le colocó un motor monicilíndrico bmw de 4 tiempos y 4 marchas de la popular moto r25/3.
Tribumotor te trae este bellísimo isetta 300 de 1958 ecuatoriano, que proviene de la remesa exportada a EEUU ese año. Cuenta con parachoques alargados, un motor 300cc, faros silvines de 7″, direccionales delanteros y traseros y su velocímetro en millas. Llegaron a Estados Unidos en ese año cerca de 12 mil unidades y quedan hoy en día menos de 1000. Este isseta es uno de esos sobrevivintes y es especialmente importante además porque pertenece al 10% del subtipo burbuja que posee ventanas cerradas. El 90% de isettas poseían ventanas deslizantes laterales.
Este entrañable auto llegó al país importado por el Crnel. Romo y a mediados de los años 70s pasó a ser propiedad del Doctor Chavez(+). Desde entonces ha sido motivo de recuerdos sensibles y anécdotas maravillosas para toda la familia, especialmente para sus 3 hijas y ahora para una nueva generación de nietos.
Paulina nos cuenta que desde el proceso de compra, el Isetta ya generó historias: “varios amigos estaban locamente aficionados por el auto y cuando supieron que el Coronel lo pondría a la venta decidieron como caballeros hacer una apuesta. El ganador de la apuesta tendría la opción de comprarlo. Es así como llega a manos de mi padre.”
Soraya recuerda que cuando tenía tan solo 7 años hubo un desfile por fiestas de Quito y su padre le explicó que debía ponerse un lindo vestido y con gracia salir por el techo y saludar a la gente. “Todos se acercaban a tomarnos fotos. En ese entonces y ahora fue un auto muy llamativo y querido” “El auto estuvo presente en mañanas deportivas, en elecciones del consejo estudiantil, en eventos sociales, eventos familiares y de la ciudad. Siempre nos acompaño en los momentos festivos, era como una mascota y el centro de atracción de todo evento.”
“Las anécdotas que mas recuerdo eran cuando éramos adolescentes y salíamos entre hermanas a pasear y nos quedábamos dañados en media calle. Pedir auxilio en una época sin celulares era preocupante pero al mismo tiempo divertido. Al pasear en el auto uno sentía que los buses ya nos aplastaban, uno se sentía vulnerable y pequeño, era toda una aventura. Le pusimos de nombre EL CARRO CHIQUITO” – nos cuenta Paulina.
El Isetta es pequeño por fuera, pero grande por dentro. Al entrar y colocarse al volante uno siente que hay espacio para dos adultos y más. Es en extremo sencillo y simple pero tiene detalles de diseño muy particulares. La puerta única de acceso adosada a la dirección es el centro del diseño mecánico. El techo plegable fue pensado como ruta de escape en caso de choque frontal más que como lujo. Es un auto práctico.
El tacómetro VDO se asemeja muchísimo al de una motocicleta. La simpleza en los instrumentos, al lado izquierdo testigos de luces y al derecho testigo para indicar carga de batería. La canasta trasera estaba disponible en ciertos modelos y era un accesorio opcional.
La caja de cambios es una excentricidad. Colocada al lado izquierdo del volante y con un patrón inusual para un volante a la izquierda. Primera abajo al lado derecho.
La famlia además nos cuenta que hubieron siempre muchos interesados en comprar el auto y alguna vez incluso le ofrecieron al Doctor un auto 0kms. del año de la marca alemana a cambio del Isetta, pero él jamás si quiera pensó en venderlo. “Para mi papa era clarísimo que el auto tenía muchos recuerdos, la amistad con los amigos estaba ligada al auto y sobre todo quería dejarle su joya a su nieto, que era la persona mas importante de su vida.” – nos comenta Paulina.
Hace dos años lamentablemente el Doctor falleció y su nieto Diego quedó a cargo de esta joya familiar y ha tomado la posta. Diego nos comenta que desde que nació fue atesorando recuerdos imborrables de su abuelo e incluso de su padre manejando el Isetta. “Mis primeros recuerdos del auto son con mi papá que me llevaba a los paseos de autos clásicos. Lo más interesante es que siempre se nos dañaba el auto y no terminábamos los paseos y eso es parte del carácter del auto, siempre nos ha traído problemas pero jamás disgustos”.
Diego nos comenta que su abuelo estaría feliz de ver el reportaje de Tribumotor y que su anhelo es poder crear más momentos especiales con la familia al rededor de este auto ya que de alguna forma encarna el espíritu de su abuelo. “Las cosas se parecen a su dueño y este auto fue tan especial y único como mi abuelo”. -nos dice muy emocionado.
Nota de autor: Tuve la fortuna de conocer al Doctor por el año 1996. Éramos vecinos y tuve la suerte de conversar entonces con él sobre su amado Isetta. Este reportaje es un pequeño homenaje a la memoria de la familia y esa esencia que tenemos los entusiastas por los autos. Entusiasmo que nace, no del objeto, sino de las experiencias que los autos nos permiten vivir. Valores que pasan de generación en generación y que hacen que esta página tenga sentido.
Un auto muy querido que tenía que estar en Tribumotor contenido 100% producido en Ecuador