A lo largo de la historia de la humanidad se han tejido mitos y leyendas al rededor de los tesoros mas preciados de cada pueblo y cada civilización. El Santo Grial, El Galeón de San José, El Dorado, etc. A lo largo de la historia automovilística han aparecido máquinas que trascienden al deporte y al asfalto para convertirse en referentes innegables del diseño y el performance: auténticos tesoros, obras de arte, diseño e ingeniería. Cuando se habla de autos alemanes y específicamente de BMW deportivos históricos, el Batmobile es el referente supremo de la marca alemana. Bmw lo considera en esencia el primer M de la historia y aunque nunca llevó su emblema en los años 70s era imbatible y dominaba las pistas mas exigentes del mundo: era un purasangre.
Por asombroso que parezca Ecuador tuvo la suerte de formar parte de este exclusivo club de muy pocas unidades producidas por BMW y además preparadas por la casa Schnitzer con el equipamiento del Grupo 2 . Cuando esta máquina increíble llegó al país en 1973, no solo fue un suceso local sino regional, ya que en ese entonces fue el auto más caro alguna vez importado a sudamérica.
Tribumotor te trae la increíble historia de este e9 3.0CSL histórico, que a nuestro criterio editorial debe ser el BMW de época más importante del país; no solo por su impresionante diseño y su rico palmarés en la historia automovilística mundial, sino porque además le perteneció a una leyenda viviente del deporte ecuatoriano: Marco Vivanco.
Marco fue un piloto de los 60s y 70s que corrió primero en un bmw 2002 schnitzer, auto con el que ganó decenas de competencias y un merecido puesto en la década de oro del automovilismo ecuatoriano. Después de enamorarse de la marca, hizo un gran esfuerzo económico para hacerse del “Santo Grial” : el bmw 3.0 CSL. Marco no logró el éxito rotundo que anhelaba en el Batmobile por la mala suerte, el gran nivel de los competidores, las diferencias de los circuitos locales respecto a los europeos y otras circunstancias que se confabularon para que no se alcancen las expectativas que había generado. Al retirarse Marco Vivanco en 1975 el auto quedó guardado en Manabí durante años y luego en Quito.
En la década de los 80s Marco Vivanco decide sacarle el motor Schnitzer de carreras, y colocarle el motor BMW CSL original con el que venía el auto de calle. Retira los ensanches alerones, jaula, asientos, para convertirlo en un auto mas civilizado para la calle y el uso personal. El motor preparado por Schnitzer es vendido a nada mas y nada menos que al padre de Juan Pablo Montoya quien corría en BMW en esa época. Con el pasar de los años el auto se fue deteriorando y finalmente quedó relegado.
A finales de 2008 su actual dueño, un importante coleccionista capitalino que buscaba un coupe e9 bmw lo adquiere pensando que se trataba de un auto regular de calle. Casualmente lo encuentra en una gasolinera en las cercanías de Quito y luego de negociarlo y comprarlo descubre que se trataba del legendario auto de carreras CSL en el que corría Vivanco. Impresionado por su nueva adquisición y por los testimonios de Marco Vivanco, decide acertadamente que el auto debería recuperar su condición original de carreras. Sacrifica entonces la posibilidad de tener un auto para uso diario y se compromete a devolverle a este pura sangre su lugar en la historia como el auto de carreras que siempre fue.
“Mi primer paso fue traer el compacto nuevo, restaurar latas a la perfección y luego definir el bodykit. Escogí de los 3 bodykits de Schnitzler el mas pequeño porque era menos complicado de instalar y porque así llegó originalmente. No logré conseguir el kit y luego cambié de opinión cuando encontré el bodykit original Schnitzer mas grande del grupo 4 mucho más agresivo con conexiones hasta la parte de atrás y el alerón.” Nos comenta su actual propietario.
Mecánicamente el auto tiene un motor BMW 3.000cc m30b30 original del CSL, caja mejorada getrag dogleg de 5, diferencial con antiblocante de fábrica, 3 webers, discos de freno ventilados originales, barra de levas Schrick, suspensión trasera DW con resortes progresivos, header con ceramic coating replica de Schnitzer, llantas slick. En el interior destacan el volante original de los racing de la época y los asientos elegantemente acondicionados.
“Al inicio cuando Marco me entregó el auto me conmovió su historia y el amor que le tenía a su máquina y por ello con el tiempo hicimos una gran amistad. Así que me puse en la cabeza que un día iba a terminar el CSL y llevárselo para que lo vea nuevamente. Cada cosa que le iba armando al carro pensaba: esto le va a encantar al Marco. Le puse mucho corazón al proyecto. Ese día llegó y Marco años después volvió a subirse al auto y fue tremendamente emotivo. Marco Vivanco se trajo en los 70s el mejor auto que pudo traer en la época y si bien no logró campeonar en el, llegó a muchos podios. Creo se debe reconocer ese esfuerzo que hicieron él y varios corredores de ese tiempo por ofrecerle al público ecuatoriano los mejores autos del mundo y en este caso de BMW de esa época.” nos comenta.
“Un detalle importante para mi es que gracias al auto he conseguido hacer muy buenos amigos en el país pero sobre todo fuera del país, que son quienes mas se interesan por este tipo de carros tan escasos.” nos cuenta orgulloso su dueño.
Finalmente cuando le pedimos al propietario nos cuente cuál es el futuro del auto nos hace una confesión. Su sueño es traerle el motor Schnitzer original. Aunque es un proyecto que depende de la situación económica del país, de lograrlo, el auto sería uno de los e9 mas cotizados del mundo. Lo que empezó como un proyecto de calle terminó siendo un homenaje a una leyenda del deporte ecuatoriano y una recuperación histórica.
Como director de Tribumotor tuve además el privilegio y la suerte de subir de copiloto y dar una vuelta por una autopista cercana a la ciudad de Quito. Fue un paseo corto pero lleno de emociones inolvidables. El sonido del auto es algo que nunca hemos podido presenciar en otro BMW. El viaje en el tiempo fue inevitable y me transportó a un momento nostálgico de la historia ecuatoriana y a las maravillosas escenas de los 70s. Un auto y una historia fabulosa que nos confirma que el país y su afición tienen ADN de carreras y grandes recuerdos que perdurarán aún en las nuevas generaciones. Un auto de oro que merecía estar en esta nueva entrega de Tribumotor contenido 100% producido en Ecuador.
Reportaje y foto: Mauricio Cevallos López