A inicios de los años 60s Ford quería posicionarse en el segmento de autos deportivos que los europeos habían logrado consolidar con tanto éxito en Estados Unidos. La respuesta de Ford, El Mustang, fue contundente y 400 mil se vendieron el primer año. Dodge, Chevrolet, AMC para no quedarse atrás crearon el Charger, el Camaro y el Javelin. Ford decidió sacarle el jugo a su liderazgo y para 1969 ya había desarrollado varias versiones de Mustang: el gt, el boss 302, el boss 429, el shelby gt 350, shelby gt 500 y el Mach 1 que tenía un perfil de alto performance.
Tribumotor te trae la historia de este musculoso Mustang Mach1 1969 que casi 50 años después sigue tan recio como en sus mejores días.
Este hermoso Mach1 llegó al país en el año 1976 y fue importado por un agregado militar de Estados Unidos. En 1979 lo adquirió finalmente la familia Alvarado León. Francisco Alvarado nos cuenta que recuerda desde siempre al Mustang como el auto familiar en el que siempre andaban. Desde muy pequeño fue forjando recuerdos imborrables: “Este auto tiene un valor sentimental y personal gigante porque era de mi padre, porque en este auto yo aprendí a manejar, porque en este auto tuve mi primera cita. Este auto es parte de mi y de la vida de mi familia”.
“Las anécdotas vividas con este auto datan de mis primeros años. Cuando tenía 4-5 años yo odiaba el jardín de infantes y siempre me iban a dejar en el auto. Yo me quedaba llorando y soñaba que cuando mis papas se alejaban en el Mustang yo pegaba un salto y me agarraba del alerón para escaparme y llegar así colgado hasta la casa.” – nos comenta entre risas.
Cuando los años empezaron a pasarle factura a este hermoso Mustang, empezó a fallar y a requerir de constantes reparaciones. El padre de Francisco decidió que su paciencia y bolsillo se habían agotado y que iba a vender el auto de una vez por todas. Francisco siendo adolescente se opuso siempre y para su suerte a pesar de que recibieron muy buenas ofertas nunca se concretó ningún intento de venta. Estuvo parqueado en el garaje de la casa por al menos 5 años. Decidió entonces, aún siendo adolescente, que iba a trabajar los años que sean necesarios para restaurarlo por completo y poner de nuevo a rodar esta bestia.
Y así fue, tras largos y duros años de esfuerzos Francisco juntó el dinero suficiente y les compró el auto a sus padres a un precio muy razonable. Pagó por el Mustang porque no quería que se lo regalasen y se hizo cargo de tremendo proyecto.
“La gente cuando ve mi Mustang piensa: que bonito auto!. Pero no conocen el proceso intenso que fue ponerlo a andar. En mi caso yo me privé de un montón de cosas. Yo no soy millonario, solo un apasionado que tenía un sueño desde niño. Por ejemplo, mientras yo restauraba el mustang no tenía carro y andaba en bus. Mis amigos me decían: vos comes arroz con atún con tal de ahorrar todo tu dinero para el auto. Nunca en la vida creo que quise algo con tantas ganas. Yo tuve que esperar muchos años para lograr hacer mi sueño realidad, pero lo logré”. -nos cuenta Francisco orgulloso.
El resultado habla por si solo. El caballo salvaje recobró, con amor y paciencia, el brío de sus mejores años y la elegancia que lo ha hecho tan popular y codiciado durante varias generaciones.
El mach1 venía con un motor v8 351 y Francisco le hizo un stroke a 408w que es el equivalente en un motor 6700 CC, capaz de generar 450 caballos. También le puso un árbol de levas Lunati Ford Cam 494/509 y cabezotes de aluminio Procomp. Conserva su caja original de 4 marchas toploader. El interior se rehizo cuidando todos los detalles.
Este auto representa no solamente la época de oro de los muscle cars americanos, o el sueño y aspiración personal de su propietario, sino que además su historia contiene esa sustancia y carácter que nos une a todos los amantes de los automóviles: el amor por los autos. Una maquina muy especial que merecía estar en Tribumotor, contenido 100% producido en Ecuador.